Cada día ya cuesta menos respirar, el
dolor en el fondo del estómago casi ha desaparecido. Hay más sol para el brillo
de mis ojos. Me estoy volviendo a llenar de luz. Las lágrimas ya casi se han
acabado aunque a veces, me sigo abrazando porque ese vacío que dejaste en mi
pecho hace que trastabille con el viento, rondas todo el día en los huecos más
profundos de mi pensamiento pero no he
sentido tu sombra acompañándome, me he quedado sola y con las manos, el corazón
y la vida ya vacía de ti y más llena de mí.
Y está bien.
Y estoy bien.
Y estaré bien.
Al final, siempre sale el sol.