No te quiero,
espero no ofender cuando digo no te quiero. No quiero que seas mi novio, mi
amigo, mi esposo, mi amante, no quiero que seas nada mío. Me gustas tan ajeno
como la luna, tan distante como el horizonte. 
Te paras allí con tu encantadora sonrisa, tu ancha y sensual espalda,
con la divina proporción de tus brazos y ese maldito cerebro que me ha costado
la razón. Te paras allí con tus piernas fuertes, llenas de vigor y ansiosas de
camino, me hierven la sangre y me trastornan las ideas . Te paras allí frente a
esta escritora de pacotilla, humeada, cansada, aburrida, sucia, desgastada por
el desvelo, aporreada por la vida. Esquelética, neurótica insoportable,
recalcitrante, adicta y pendeja. Te paras allí y me resultas insoportable, me
escupes en el acto de mayor riqueza, simpleza y estupidez un dulce ¨Te quiero¨.
Veo tus labios duros en una línea terminar la frase, como quien afirma seriedad
del acto, siendo sincero y sencillo. Sé que esperas lo mismo de mi, que te
devuelva las palabras, que me deje abrazar mientras te digo lo mucho que te
quiero.
No puedo. 
Es que no te
quiero. 
No es lo que siento, yo no puedo
arrojar tan viles, sucias, corrientes y comunes palabras. Me dices ¨Te quiero¨y
me veo en la obligación moral de buscar algo para responder y me tengo que
abrir el pecho y revolver las tripas, apachurrarme el corazón, escarbar entre jugos
gástricos, pirañas, recuerdos, llanto, dolor, deseo, adrenalina, gritos. Tengo
que partirme en dos y buscar lo que siento por ti. Porque sinceramente no es un
simple querer. 
Te paras allí y lo
haces ver tan sencillo y lo haces tan controlado, tan grácil, tan común.  
 Me hablas con la certeza de un dios:
imponente y elegante… 
… Tú no sabes
hombre, pero no tengo ni perra idea de lo que siento, solo veo pasar mis
instintos en una revolución por mis entrañas, siento que algo me quema, que me
cocina desde el pecho.  Siento, que se me
agolpan las palabras. 
Cuando te paras
frente a mi y me escupes un te quiero, siento que me quedo en carne viva. 
Me pasan muchas
cosas por la cabeza y ninguna es del tamaño de un ¨Te quiero¨ y si te soy
sincera, no te quiero, no quiero que seas mío, ni ajeno, no quiero que seas mi
novio, ni mi esposo, ni mi amante. No quiero que seas nada mío ni de
alguien.  Me gustas más así, libre. 
Pero si te hace sentir
mejor, puedo contestar desde todo mi anárquico y revolucionario pecho – si eso
te hace sentir mejor- que ¨Te quiero¨.  
bien ha dicho Pizarro "es que entre más sencillo tú lo ves mas difícil se me hace", me gustó buena lectura para un rato de espera ;)
ResponderEliminarGracias mi Marv, un abrazo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar