Hola

Este es mi mundo paralelo, un mundo de palabras quietas.Que no hay vocación en la palabra, es otra cosa.... Es mi mundo.... una fantasía... Una diosa que recita poemas tristes y mal versados .... yo no soy poeta, tan sólo soy el verso triste y mal escrito de mi propia vida. Un verso que ofusca, que intimida y que levanta... un verso que arrasa..... un verso que cambia.

-Catalina Irías-

viernes, 11 de septiembre de 2015

Palabras de plomo



No te quiero, espero no ofender cuando digo no te quiero. No quiero que seas mi novio, mi amigo, mi esposo, mi amante, no quiero que seas nada mío. Me gustas tan ajeno como la luna, tan distante como el horizonte.  Te paras allí con tu encantadora sonrisa, tu ancha y sensual espalda, con la divina proporción de tus brazos y ese maldito cerebro que me ha costado la razón. Te paras allí con tus piernas fuertes, llenas de vigor y ansiosas de camino, me hierven la sangre y me trastornan las ideas . Te paras allí frente a esta escritora de pacotilla, humeada, cansada, aburrida, sucia, desgastada por el desvelo, aporreada por la vida. Esquelética, neurótica insoportable, recalcitrante, adicta y pendeja. Te paras allí y me resultas insoportable, me escupes en el acto de mayor riqueza, simpleza y estupidez un dulce ¨Te quiero¨. Veo tus labios duros en una línea terminar la frase, como quien afirma seriedad del acto, siendo sincero y sencillo. Sé que esperas lo mismo de mi, que te devuelva las palabras, que me deje abrazar mientras te digo lo mucho que te quiero.

No puedo. 

Es que no te quiero. 
No es lo que siento, yo no puedo arrojar tan viles, sucias, corrientes y comunes palabras. Me dices ¨Te quiero¨y me veo en la obligación moral de buscar algo para responder y me tengo que abrir el pecho y revolver las tripas, apachurrarme el corazón, escarbar entre jugos gástricos, pirañas, recuerdos, llanto, dolor, deseo, adrenalina, gritos. Tengo que partirme en dos y buscar lo que siento por ti. Porque sinceramente no es un simple querer. 

Te paras allí y lo haces ver tan sencillo y lo haces tan controlado, tan grácil, tan común.  
 Me hablas con la certeza de un dios: imponente y elegante…
… Tú no sabes hombre, pero no tengo ni perra idea de lo que siento, solo veo pasar mis instintos en una revolución por mis entrañas, siento que algo me quema, que me cocina desde el pecho.  Siento, que se me agolpan las palabras. 

Cuando te paras frente a mi y me escupes un te quiero, siento que me quedo en carne viva.
Me pasan muchas cosas por la cabeza y ninguna es del tamaño de un ¨Te quiero¨ y si te soy sincera, no te quiero, no quiero que seas mío, ni ajeno, no quiero que seas mi novio, ni mi esposo, ni mi amante. No quiero que seas nada mío ni de alguien.  Me gustas más así, libre. 

Pero si te hace sentir mejor, puedo contestar desde todo mi anárquico y revolucionario pecho – si eso te hace sentir mejor- que ¨Te quiero¨.